Jesús nos enseña a escucharnos unos a otros, a utilizar las palabras con autoridad, que brotan de un corazón que ama

Por: Lina y Dino Cristodoro (Alleanza di famiglie)

¡Jesús enseña como quien tiene autoridad! Libre, en absoluta autonomía de pensamiento, de juicio y de inspiración, Él enseña con sencillez. Utiliza un lenguaje claro y comprensible, con historias y ejemplos de la vida cotidiana que todos podemos entender. A través de parábolas, nos cuenta su visión del mundo y nos revela el misterio de Dios-Amor.

En la sinagoga, todos quedan asombrados al escuchar a Jesús. Cada uno se siente profundamente conmovido. Su Palabra revela a un Dios verdaderamente cercano. Escuchar a Jesús es la experiencia en la que nos sentimos acogidos en los miedos, comprendidos en las debilidades, interpretados en las necesidades y acompañados en las esperanzas. Los fariseos eran intérpretes oficiales de la ley, de la Torá, pero Jesús muestra el rostro de Dios.

Quizás nosotros también, muy a menudo, nos preocupamos más por seguir el deber que por nuestro corazón. En nuestra relación de pareja, nos encontramos en cierto punto teniendo que lidiar con una distancia que se ha creado, por diferentes motivos, porque no hemos cuidado el amor. Jesús nos enseña a escucharnos unos a otros, a utilizar las palabras con autoridad, que brotan de un corazón que ama; a cuidar a los demás, a los niños y a cada hombre que se encuentre en el camino.

Marcos nos relata un día típico para Jesús, que está marcado por la predicación, la curación de los enfermos y la oración. Jesús no descansa. En todo, da gloria al Padre, cuidando al hombre en cuerpo y espíritu. Y nos da el ejemplo. En nuestras jornadas, estamos tan absortos en las mil cosas que tenemos por hacer que olvidamos el encuentro con el amado: Jesús, la roca sobre la que hemos construido nuestra casa.

Volvamos a buscar las cosas sencillas, recuperemos el gusto por la oración, la fuerza y ​​el encanto de las parábolas, las historias de Jesús sobre nuestras vidas, llenas de vida y de esperanza.

Durante la predicación de Jesús en la sinagoga, se manifiesta el espíritu impuro que aprisionaba a un hijo de Israel y a quien Jesús ordena callar. Las palabras del diablo delatan el desprecio que Satanás tiene por la humanidad de Jesús. ¡El Espíritu de Dios da vida, mientras que el espíritu impuro aleja de ella, de Jesús!

La Palabra de Jesús es un llamado para ser libres de las fuerzas del mal, que mantienen al hombre bajo control, haciéndolo esclavo del pecado. El diablo sabe que Jesús ha venido a arruinarlo.

Jesús dice una palabra seca pero concluyente: le dice al espíritu impuro que se calle y salga de ese hombre. ¡La Palabra de Jesús libera! Es a partir de la palabra y del modo en que nos comunicamos que mostramos a quién pertenecemos, si a Dios o al pecado.

Cuánta violencia hay hoy, incluso en nuestro modo de expresarnos. Jesús dice: «¡cállate!». ¡Calla violencia, insultos, guerras y mortificaciones! Que los matrimonios cristianos sean capaces de hablar con libertad y verdad, y con la autoridad que ahuyenta cualquier espíritu de división.

También a nosotros hoy, en la Cafarnaúm de nuestras calles y de nuestros hogares, el Señor nos enseña con autoridad a través de su vida. ¡Una autoridad que no nos hace esclavos, sino libres!

(Traducido del original en italiano).

EVANGELIO
Mc 1, 21-28
No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad.

✠ Del santo Evangelio según san Marcos.

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