El Evangelio en Familia
DOMINGO 9 DE JULIO 2023
Por: Ermelinda y Franco Cidonelli (Alleanza di Famiglie)
La palabra del evangelio de este domingo nos sorprende y nos inquieta de modo particular.
En el tiempo específico que estamos viviendo (el verano), tiempo en el cual todos sentimos la «necesidad» de alejarnos de la cotidianidad que nos cansa y oprime con sus problemas, de ir a la playa, de vacaciones o, si no podemos permitírnoslo, a un lugar de «alivio» [descanso], la palabra nos toma por sorpresa y nos sorprende con su invitación:
«Vengan a mí… yo los aliviaré» y añade:
«Tomen mi yugo».
«Aprendan de mí».
Aunque sea «inusual» y a contracorriente, queremos evaluar esta invitación de Jesús, que ve nuestro cansancio y quiere guiarnos para encontrar alivio.
Lo primero, «vengan a mí…» parece que nos dice: antes que los lugares, que las cosas que harán, antes que las personas con las que puedan estar, «yo los aliviaré». Y si reflexionamos, tal vez podamos decir con honestidad que, después de la alegría del momento, lugares, cosas y personas no nos dan verdadero alivio, si no hemos estado con él y en él.
Luego nos muestra el camino: «Tomen mi yugo…»
El yugo para nosotros muchas veces es el peso que nos aplasta o la situación que no logramos aceptar, pero ¿cuál es el yugo de Jesús? Jesús viene para salvar al hombre, y se hace cargo (por amor) del pecado y del sufrimiento del hombre (el buen samaritano). Por eso, nos pide que nos hagamos cargo de las debilidades y sufrimientos del otro, comenzando por los que nos han sido confiados (marido, mujer, hijos), pero también de todo hombre en dificultad. Y nos pide hacerlo con amor y por amor junto con él, para así poder experimentar que el yugo no sólo no aplasta, sino que se vuelve suave y ligero, y aliviador.
Y finalmente sugiere: «Aprendan de mí…»
Familias amadas por el Señor: Es tiempo de dejar de aprender de modelos que nos enseñan a buscar nuestra satisfacción personal y nos inducen al juicio y a la rebelión ante la incomprensión y la debilidad del otro, para ponernos valientemente en la escuela de Jesús, manso y humilde de corazón, que vence todo mal haciendo triunfar al amor.
Esto es posible si no nos guiamos por nuestro razonamiento y por la justicia humana, y, por el contrario, nos hacemos «pequeños» para comprender «los misterios del Reino» para vivirlos en nuestra vida cotidiana.
Sólo así encontraremos el «verdadero alivio» [descanso] y nos uniremos a Jesús en la alabanza al Padre, que nos revela los misterios ocultos a los sabios y nos muestra el camino de la vida y de la alegría.
¡Buen descanso con Jesús!
(Traducido del original en italiano).
EVANGELIO
Mt 11, 25-30
𝘚𝘰𝘺 𝘮𝘢𝘯𝘴𝘰 𝘺 𝘩𝘶𝘮𝘪𝘭𝘥𝘦 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯.
✠ Del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús exclamó: «¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
Palabra del Señor.
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