Por: Soraya y Michele Solaro (Alleanza di famiglie).
Jesús, Rey y Señor, quiere atraernos a todos hacia Él para hacernos partícipes de su reino. Lo hace de una forma en cierto modo escandalosa, como escandalosa fue, y sigue siendo a los ojos del mundo, la cruz a través de la cual entrega la salvación a la humanidad entera.
Hablar hoy en nuestras casas, en la familia, en los ámbitos que frecuentamos, de un Dios que reina no siempre es fácil, es verdad, más aún porque Jesús presenta un reino que «no es de este mundo», es decir, que no es definible según los parámetros humanos. Sin embargo, al mismo tiempo, Él nos indica el camino para experimentarlo, que es, acogerlo como Señor: dejarnos atraer y vencer por su amor.
Muchas veces no nos damos cuenta de que, por nuestro modo de pensar, de hablar y de actuar, nos comportamos todavía como sujetos, a merced de nuestros instintos, de nuestras pasiones y, justo ante aquellos que nos han sido confiados y a quienes cuidamos más —nuestro cónyuge, nuestros hijos—, no siempre somos testigos de un Dios que nos ama.
La fe en Jesús nos hace reconocer la verdad sobre el hombre, sobre aquello que somos, y nos da las respuestas a las preguntas existenciales más profundas. Dejarlo reinar cambia la visión de nuestra vida, la idea que nos hemos hecho de nosotros mismos y de los demás. Acoger a Jesús nos abre una perspectiva nueva en nuestro modo de ser maridos, esposas e hijos, que nos hace reconocer al otro como persona digna de amor, comprender sus necesidades más profundas y, en consecuencia, buscar su verdadero bien.
Jesús:
Queremos reconocerte como Señor de todo, queremos vivir como hijos amados. Creemos que tu amor puede transformarlo todo, puede liberarnos de todo aquello que quiere tenernos presos y que no nos permite participar de tu plan de salvación. Gracias, porque continúas confiando en nosotros y llamándonos para hacer visible tu reino con nuestras vidas.
(Traducido del original en italiano).
EVANGELIO
Tú lo has dicho. Soy rey.
✠ Del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?» Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí». Pilato le dijo: «¿Con que tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
Palabra del Señor.