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El Señor entra en nuestra historia, nos sana y nos rehabilita

El Evangelio En Familia

DOMINGO 18 DE JUNIO 2023

Por: Soraya y Michele Solaro (Alleanza di famiglie)


El Evangelio de este domingo tiene como trasfondo la atención de Dios a la humanidad y su deseo de no abandonarla a su suerte. Es Jesús quien nos lo revela cuando se refiere a la liberación, la curación, la resurrección, indicando lo que aflige a los hombres y, al mismo tiempo, subrayando la necesidad de anunciar el Reino de Dios y su plan de Salvación. Por eso, ante una «cosecha» tan abundante, se necesitan trabajadores, corazones generosos que se conviertan en instrumentos, presencia de Dios en el mundo.

Como familias cristianas en camino, como matrimonios, ¿nos sentimos llamados, interpelados, implicados? ¿Entendemos que estamos hechos para la «misión profética que Cristo encomendó a la Iglesia» (San Juan Pablo II, U.G., 19 de enero de 1983)? ¿Entendemos que el matrimonio no es para nosotros mismos? Cuantas distracciones, cuantos esfuerzos dirigimos a actividades que roban espacio a lo esencial, a lo que realmente somos, no permitiéndonos estar con nuestros oídos, con nuestros ojos, con nuestra voz, donde realmente debemos estar.

Cuántas familias, sólo porque nunca han tenido a alguien que les hablara de un Jesús vivo, verdadero, realmente presente, quedan prisioneras de la incapacidad de ir más allá de los acontecimientos, de su pobreza humana. Cuántos matrimonios experimentan en su corazón la desilusión y la separación, quizás porque aún buscan un amor del que tienen sed, pero que nunca han conocido y mucho menos han logrado intercambiar. Es en estas situaciones que el Señor nos llama, es allí donde Él quiere llevar la Salvación, obrando a través de nuestro estar allí.

Gracias, Señor, porque continúas confiando en nosotros, a pesar de nuestras infidelidades, de nuestra inconstancia; recuérdanos siempre, sobretodo cuando el cansancio, el desánimo y la duda se apodere de nosotros, que todo lo hemos recibido de ti, no porque lo merezcamos sino porque tú nos elegiste, viniste a encontrarnos primero y nos llamaste por nuestro nombre.

Tú entras en nuestra historia, nos sanas, nos rehabilitas para hacernos tus colaboradores, obreros de la abundante mies. Haz resonar siempre en nuestros corazones la gratitud que nos hace misioneros, para que otros muchos matrimonios puedan escuchar, y hacer propia tu Palabra: «Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente».

Feliz domingo.

(Traducido del original en italiano).


EVANGELIO
Mt 9, 36–10, 8
𝘑𝘦𝘴ú𝘴 𝘦𝘯𝘷𝘪ó 𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘥𝘰𝘤𝘦 𝘢𝘱ó𝘴𝘵𝘰𝘭𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴.
✠ Del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos».
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayan a tierra de paganos ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente».
Palabra del Señor.

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