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Mons. Sigifredo Noriega Barceló

Semblanza

Mons. Sigifredo Noriega, nuestro querido obispo, compartirá una conferencia magistral en el II Encuentro Diocesano de las Familias.

Dr. Israel Sánchez Martínez

Semblanza

El Dr. Israel estará participando en el II Encuentro Diocesano de las Familias (24 de agosto 2024), con una conferencia interesantísima.

Invitación al II Encuentro Diocesano de las Familias

Jesús nos llama a él para entregarse a nosotros y enviarnos, de dos en dos, como testigos de su amor

Por: María y Sebastiano Fascetta (Alleanza di famiglie)

El evangelio del XV domingo del tiempo ordinario nos invita a reflexionar sobre la dimensión misionera de la vocación bautismal. Cada lugar, cada tiempo, cada situación es tierra de misión, provocación del Espíritu que nos llega como don e interpela nuestra responsabilidad. Amar es siempre un acto responsable, una respuesta acogedora y sorprendente al regalo del otro. Jesús nos llama a él para entregarse a nosotros y enviarnos, de dos en dos, como testigos de su amor. Al enviarnos, nos hace partícipes de su estilo de vida: «no lleven nada para el camino […]. Cuando entren en una casa, quédense en ella».

Dos actitudes esenciales: la primera, «no llevar nada», es una invitación a no dejarse dominar por la lógica de la posesión, de la dominación. Una tensión siempre recurrente, particularmente en la relación de pareja, como en toda comunidad cristiana es confundir el amor con la posesión, el servicio con la autoafirmación, la relación con la satisfacción del propio interés. Jesús pide a sus seguidores «no llevar nada», no dejarse habitar por el miedo a los resultados, por la manía de la eficacia, por la arrogancia del éxito. Más bien nos pide que estemos desarmados, que seamos pobres, sencillos, esenciales, confiados en la fuerza del amor.

La segunda actitud es quedarse, habitar, dar tiempo a la relación, conocerse, escucharse, acogerse y aprender. Evangelizar no significa adoctrinar, ni mucho menos convencer a los demás de sus verdades, sino llevar una presencia amorosa, con respeto y gentileza, abriéndose a lo nuevo que se manifiesta en cada encuentro auténtico con los demás. Jesús envía a sus discípulos a todas partes, pero en particular a las «casas», al espacio familiar, a la intimidad de las relaciones, al hogar del amor, al lugar de la vida, de lo cotidiano y de lo esencial existencial.

No puede haber un anuncio eficaz de salvación sino a partir de las familias, verdaderos laboratorios de humanización, donde se aprende el alfabeto de la vida y de la fe. La «casa» es un lugar de encarnación, de encuentro entre lo divino y lo humano; umbral de paso entre la subjetividad y la alteridad. Lugar de la palabra que humaniza y se encarna a través de gestos diarios de amor, cariño, cercanía, delicadeza y ternura.

Somos exhortados por la Palabra a abrir las puertas y ventanas de nuestros hogares para dejar entrar la luz del amor de Dios, escuchando la voz del Espíritu que habla a través del lenguaje cotidiano de las relaciones, vividas con un corazón desarmado, no preocupado de sí mismo, sino atento a la realidad y libres de cualquier juicio.

Jesús no pide a sus discípulos algo excesivo más allá de sus fuerzas, sino que les da «poder» y «autoridad» para que puedan experimentar la fuerza del Espíritu y ser instrumentos de liberación y curación.

Necesitamos urgentemente respirar en nuestros hogares, en el espacio eclesial y en el mundo, el aroma del evangelio que libera y sana. Dispongámonos, pues, a escuchar la llamada de Jesús, que nos llega en cada momento, a «salir», con valentía y humildad, de los confines de nuestras certezas y propagar la oferta de amor de Dios, como posibilidad de cambio radical, que se renueva en cada gesto de acogida, de atención, de comprensión, de compasión, de ternura. Liberemos de nuestro corazón la belleza del amor, cuidándonos unos a otros, conscientes de que en la sencillez de cada gesto y de cada palabra, inspirada en el evangelio, irradia la promesa de la salvación para todos.

Papa Francisco:
«Pocas alegrías humanas son tan hondas y festivas como cuando dos personas que se aman han conquistado juntos algo que les costó un gran esfuerzo compartido» (Amoris laetitia, 130).

(Traducido del original en italiano).

Formación antropológica cristiana integral en la familia

Formación antropológica cristiana integral en la familia

Construyendo la «casita sagrada»

Taller «La espiritualidad en el Matrimonio» y «Los cinco lenguajes del Amor»

El sábado 8 de junio, vivimos un taller con dos temas «La espiritualidad en el Matrimonio» y «Los cinco lenguajes del amor»

Participaron con gran entusiasmo matrimonios del Decanato de Calera.

Reflexionamos sobre la naturaleza de las personas, que además de cuerpo somos alma y espíritu y que la espiritualidad es un camino para acercarnos a Dios y a la Salvación; para ser reflejo del amor de Dios.

No hace falta buscar la espiritualidad en un lugar especial, pues la encontramos en nuestra propia familia; las ocupaciones y preocupaciones del día a día son parte también de nuestra vida espiritual.

Identificamos 4 formas en las que la familia puede desarrollar su vida espiritual:

1. Vivimos en comunidad. En armonía con nuestro cónyuge, hijos, padres y hermanos. Nos ayuda a no ser egoístas, a pensar en los demás y a acercarnos más a Dios.

2. Oración. En momentos difíciles de dolor y angustia, pero también en los momentos de alegría. La Eucaristía en familia es de gran importancia pues nos brinda una mayor unidad.

3. El ejercicio de nuestra voluntad (Espiritualidad del amor exclusivo y libre). El compromiso que expresamos día con día de ser fieles, pase lo que pase, en los momentos buenos, pero también en los difíciles.

4. Cuidado de las personas que nos rodean. Servir desde nuestra actividad ordinaria a la familia, en el trabajo, en las labores domésticas y ene l cuidado de los demás. Hasta el acto más pequeño pero hecho con amor por los demás, implica vivir la Espiritualidad en familia.

Al concluir este primer tema se realizó una dinámica para aprender a hacer oración en pareja.

En un segundo momento, aprendimos sobre los cinco lenguajes del amor.

Cada persona tiene un lenguaje diferente para expresar y recibir el amor y se pueden identificar 5.

1. Palabras de afirmación. El recibir palabras de reconocimiento a nuestra persona o nuestras acciones.

2. Regalos. Desde un pequeño detalle material, hasta tiempo de diálogo.

3. Tiempo de calidad. Estar cada minuto atento con amor a la otra persona, a sus sentimientos y pensamientos, evitando que algo externo nos distriaga.

4. Acto de servicio. Ayudando a los demás, a imagen de Cristo quien vino a servir

5. Contacto Físico. Desde tomarse de la mano, hasta un fuerte abrazo con cariño.

Tuvimos un momento muy emotivo en el cual los matrimonios pudieron dialogar y agradecerse mutuamente por su servicio y concluyeron con muestras de afecto físico a través de un abrazo.

Todo esto pudimos reflexionarlo a la luz de la Palabra de Dios donde nos damos cuenta de que Él es amor y nos llama a vivir como familia cerca de él.

«La dignidad humana»: Lupe Batallán

La familia en el Proyecto Global de Pastoral

La familia en el Proyecto Global de Pastoral

Por: Josefina Padilla y Arturo Zapata

  • Una formación antropológica cristiana de manera integral y sistemática.
  • Atender especialmente a las necesidades materiales y espirituales de la familia para que esta cumpla su misión de educar en los valores humanos y cristianos.
  • Ser una Iglesia comprometida con la paz y las causas sociales.
  • Abrir más espacios para una Iglesia pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a esposos vueltos a casar, homosexuales, madres solteras, ancianos, indigentes y migrantes, entre otros.
  • Promover el liderazgo femenino y una participación más amplia en la vida de la Iglesia, desde un auténtico respeto a su dignidad.
  • Implementar y hacer crecer centros de escucha y atención a víctimas.

Atendamos el llamado del papa Francisco y de nuestros obispos para despertar el deseo de caminar juntos, en sinodalidad y hacer realidad en nuestra patria, Iglesia, familias, y, por supuesto, en cada uno de nosotros, el proyecto de Dios, manifestado en Cristo redentor, e inculturado en María de Guadalupe, edificando juntos esa «casita» justa y digna donde todos somos acogidos. 

Dejémonos llevar por nuestra vocación de esposos, Jesús está ahí

(Traducido del original en italiano)

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