«Amar es buscar que el otro desarrolle su capacidad de amar»

Por: Magdalena y Carlos AltamiranoMorales (DIFAM Zacatecas – Alleanza di famiglie)

Las lecturas de este domingo nos muestran una dimensión más amplia del amor, por el cual buscamos voluntariamente el bien de la otra persona. Esta es una gran lección para todas las familias, pues en la familia es donde los seres humanos aprendemos a amar.

En la segunda lectura, San Pablo nos recuerda que amar es evitar hacer daño al prójimo. Sin embargo, antes, en la primera lectura, Ezequiel nos hace ver que no vivimos aislados y que todos somos parte de una comunidad, en la que somos responsables los unos de los otros. Por lo tanto, amar no es sólo evitar hacer el mal, sino hacer el bien. Por eso, amar es también buscar que el otro desarrolle su capacidad de amar, y esto implica que no dañe a los demás y que no se dañe a sí mismo. El no comprender esto nos lleva a confundir la tolerancia con la indiferencia, la cual es contraria al amor.

Amar no es simplemente ser una persona agradable, y caerle bien a todos, sino que implica hablar y decir la verdad, aunque en ocasiones incomode; aunque nos lleve a amonestar a nuestros seres amados. Claro, siempre y cuando la amonestación sea por su bien y no para defender nuestro honor o nuestro prestigio. Hacer esto suele ser difícil. Por eso, en el evangelio, Jesús nos muestra la manera correcta de poner en práctica la «corrección fraterna». Escuchamos que Jesús nos indica que la corrección primero debe realizarse de manera directa y en privado, buscando mantener la cercanía y la reputación del otro. Si el amonestado no nos hace caso, se busca, de manera progresiva repetir la amonestación, primero acompañados de una o dos personas cercanas, y luego de la comunidad. Si aun así, la otra persona no hace caso, Jesús nos pide tratarlo como a un pagano o a un publicano, pero al modo de Jesús. Recordemos la manera en que Jesús trataba a los publicanos y a los paganos: Él nunca se daba por vencido. Por eso, la última parte del evangelio es muy esperanzadora. Él nos recuerda que, si dos de nosotros nos ponemos de acuerdo para pedir algo, lo que sea, nuestro Padre nos lo concederá. Esto es, nos invita a vivir en su presencia y a orar por quien no ha querido escucharnos.

Recordemos que para Dios nada es imposible, y que la familia es donde aprendemos que el amor no tolera la indiferencia, que debemos cuidar la manera de amonestar al otro, teniendo en cuenta su reputación, y que, con nuestras palabras, acciones y oraciones, siempre podemos hacer algo por quien ha perdido el camino. El salmista nos recuerda: «Señor, que no seamos sordos a tu voz».

EVANGELIO
Mt 18, 15-20
𝘚𝘪 𝘵𝘶 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘢, 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘣𝘳á𝘴 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘥𝘰.

✠ Del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.

1 comentario hasta ahora

Juan ÁlvarezPublicada el9:25 pm - Sep 9, 2023

Aprendamos y enceñemos a amar en el seno familiar

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