Respondamos con alegría al Esposo que viene: «Aquí estamos, Señor»

Por: Soraya y Michele Solaro (Allenza di famiglie).

Permanecer fieles al Señor, hasta el encuentro definitivo con Él, sin que en este camino surjan situaciones capaces de hacer vacilar nuestra fe, no es en modo alguno un hecho. Esta es la razón por la que san Pablo —en la segunda lectura— anima a la comunidad de Tesalónica a no dudar del destino eterno del hombre,«𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘷𝘪𝘷𝘢𝘯 𝘵𝘳𝘪𝘴𝘵𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢» (Cf. 1 Tes 4,13- 18).

El Evangelio de este domingo no sólo pone en evidencia el tema de las bodas de Jesús, el novio que ama a su Iglesia y a toda la humanidad, sino que nos invita a centrarnos en otro aspecto que concierne a nuestra relación con Él, es decir, en la fidelidad. Contando esta parábola, Jesús no sólo se dirige a los que están lejos, sino también a los que lo conocieron, nos habla a nosotros, los matrimonios, que en un determinado momento de nuestra vida hemos comprendido la alta misión a la que hemos sido llamados a partir de el día de nuestro matrimonio.

Nos habla a nosotros, familias, que con dificultad intentamos responder a esta llamada, que tal vez nos desanimamos ante las adversidades de la vida o ante las incomprensiones de los hombres, que tememos no estar a la altura y que dudamos en renovar, cada día, nuestro «Sí».Animados por la Palabra de Dios, queremos emprender un nuevo camino, queremos pedir nuevos dones para que su reino sea visible, ya ahora, a los hombres de nuestro tiempo a través de todo lo que Él quiere realizar también con nosotros.

No nos cansemos nunca de invocar al Espíritu Santo, de buscar la amistad con Jesús y su confianza; dejémonos encontrar por la Sabiduría de Dios (primera lectura), para que nos permita comprender con claridad las decisiones correctas que debemos tomar, para que que no desperdiciemos inútilmente el aceite de nuestra lámpara, el precioso don de la vida.

Demos gracias al Señor porque, a pesar de nuestras infidelidades y de nuestras miserias, Él sigue confiando en nosotros y no deja de buscarnos para confiarnos sus buenos planes. Pidamos al Espíritu Santo el don de la perseverancia, la capacidad de responder con alegría al Esposo que viene: «Aquí estamos, Señor».

EVANGELIO

𝘠𝘢 𝘷𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘰, 𝘴𝘢𝘭𝘨𝘢𝘯 𝘢 𝘴𝘶 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰.

✠ Del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’.Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él les respondió: ‘Yo les aseguro que no las conozco’.Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora». Palabra del Señor.

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