Todos somos «herederos» de un pedazo de cielo

Por: Soraya y Michele Solaro (Alleanza di famiglie)

Una vez más, por tercer domingo consecutivo, el evangelio hace referencia a la imagen de la viña. ¿Por qué esta insistencia por parte de Jesús? Y luego, ¿qué debe representar la viña para nosotros?
Evidentemente, la viña es un «lugar», el terreno que nos ha sido dado a nosotros, «esposos fieles», en el cual el Señor nos llama a trabajar, y representa en cierto sentido nuestra vida de pareja. ¿Podemos decir con certeza que Jesús, el heredero, el que nos dio acceso al Reino de los cielos, es siempre bienvenido en nuestra casa? ¿Es suficiente creer en él, desear estar con él, ser consciente de que él en persona «habita» nuestra relación, si luego todo esto no se traduce en vida encarnada?

Las soluciones a las crisis familiares, o de las relaciones de pareja, hay que buscarlas precisamente en el terreno que nos ha sido confiado. Con demasiada frecuencia, nos sentimos desanimados ante las pruebas que encontramos a lo largo de nuestra vida, o bien, inadecuados ante las exigencias que requiere el amor incondicional. Sin embargo, no nos damos cuenta de que todos somos «herederos» de un pedazo de cielo, y que caminamos, con los pies sucios de tierra, por el camino de la santidad.

Dejemos entonces que el Señor entre y visite su viña, que nos recuerde a qué estamos llamados, cuál es nuestra herencia y la responsabilidad que conlleva, para que las familias que a partir de hoy nos encontraremos puedan ver, a través de nuestra pobre humanidad , que con Jesús todo es posible, que todo tiene solución, pero que sin él verdademente nada podemos hacer.
Soraya y Michele.
(Traducido del original en italiano).

𝘋𝘦 𝘚𝘢𝘯 𝘑𝘶𝘢𝘯 𝘗𝘢𝘣𝘭𝘰 𝘐𝘐:
𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘴𝘪𝘯𝘨𝘶𝘭𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦, 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘱𝘰, 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘢 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘰𝘴 𝘺 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘴 𝘤𝘳𝘪𝘴𝘵𝘪𝘢𝘯𝘢𝘴, 𝘦𝘯 𝘷𝘪𝘳𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘳𝘦𝘤𝘪𝘣𝘪𝘥𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘴𝘢𝘤𝘳𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰. 𝘚𝘶 𝘮𝘪𝘴𝘪ó𝘯 𝘥𝘦𝘣𝘦 𝘱𝘰𝘯𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘢𝘭 𝘴𝘦𝘳𝘷𝘪𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘥𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘨𝘭𝘦𝘴𝘪𝘢 𝘺 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘙𝘦𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢. 𝘌𝘴𝘵𝘰 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘹𝘪𝘨𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘰𝘣𝘦𝘥𝘪𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥ó𝘤𝘪𝘭 𝘢 𝘊𝘳𝘪𝘴𝘵𝘰 𝘚𝘦ñ𝘰𝘳. É𝘭, 𝘦𝘯 𝘦𝘧𝘦𝘤𝘵𝘰, 𝘦𝘯 𝘷𝘪𝘳𝘵𝘶𝘥 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘢𝘵𝘳𝘪𝘮𝘰𝘯𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘣𝘢𝘶𝘵𝘪𝘻𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘭𝘦𝘷𝘢𝘥𝘰 𝘢 𝘴𝘢𝘤𝘳𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘰𝘴𝘰𝘴 𝘤𝘳𝘪𝘴𝘵𝘪𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘦𝘤𝘶𝘭𝘪𝘢𝘳 𝘮𝘪𝘴𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘢𝘱ó𝘴𝘵𝘰𝘭𝘦𝘴, 𝘦𝘯𝘷𝘪á𝘯𝘥𝘰𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘰𝘣𝘳𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘢 𝘴𝘶 𝘷𝘪ñ𝘢, 𝘺, 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭, 𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘱𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢. (𝘍𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢𝘳𝘪𝘴 𝘊𝘰𝘯𝘴𝘰𝘳𝘵𝘪𝘰, 71).

EVANGELIO
Mt 21, 33-43
𝘈𝘳𝘳𝘦𝘯𝘥𝘢𝘳á 𝘦𝘭 𝘷𝘪ñ𝘦𝘥𝘰 𝘢 𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘷𝘪ñ𝘢𝘥𝘰𝘳𝘦𝘴.
✠ Del santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: «Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?» Ellos le respondieron: «Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo».
Entonces Jesús les dijo: «¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Palabra del Señor.

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