Por: Soraya y Michele Solaro (Alleanza di famiglie).
Cristo vino al mundo para que la salvación se manifestara a todos los hombres. Con el poder del Espíritu Santo, resucitó y, habiendo ascendido al cielo, «está sentado a la derecha del Padre». En la dinámica trinitaria, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven una comunión tan perfecta e íntima que se convierte en acogida, donación, participación y comunión. Dios es, de hecho, una relación de amor.
Nosotros, los cónyuges cristianos, en nuestra relación matrimonial experimentamos la vida trinitaria; es en virtud de esta comunión, en la que hemos sido acogidos y en la que participamos, que somos capaces de dar testimonio y anunciar, en la vida cotidiana, la extraordinaria novedad de Dios.
Pero, la familia cristiana, a pesar de estar inmersa en el corazón mismo de Dios Trinidad, no está exenta de los rasgos de desánimo, cansancio, limitaciones y pecado de cada uno de sus miembros y puede suceder que, en el camino, la fe vacile y la duda, vivida también por los discípulos, se imponga.
Ciertamente, aún cuando quedan todavía muchos pasos por dar para afrontar los desafíos de la sociedad o para crecer en el ámbito de las relaciones de pareja y familia, no debemos perder de vista la misión que como familias nos ha sido encomendada, misión desde la cual no podemos escapar. De hecho, hay muchas familias en crisis, a las que nadie les ha anunciado nunca un «amor más grande», la posibilidad de seguir esperando y de encontrar una salida al aislamiento, una alternativa a la resignación y a la separación.
Jesús nos invita, por tanto, a «ir» y «convertirnos» en atentos pescadores de hombres y mujeres de nuestro tiempo, que esperan experimentar la belleza de la familia.
Hoy queremos acoger la invitación de Jesús a «hacer discípulos», convirtiéndonos en familias capaces de generar «vida buena» dentro y fuera de nuestros hogares, con la certeza de que hoy, como entonces, Él continúa operando con su poder en esta misión.
«El Dios Trinidad es comunión de amor, y la familia es su reflejo viviente» (Amoris laetitia, 11), dice el Papa Francisco, Él es siempre fiel, no nos deja solos, está con nosotros «todos los días».
(Traducido del original en italiano).
EVANGELIO
Bauticen a las naciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
✠ Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces Jesús se acercó a ellos y les dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Palabra del Señor.