Intentemos enderezar los caminos tortuosos de nuestra vida cotidiana redescubriendo el amor por el otro

Por: Lina y Dino Cristodoro (Alleanza di famiglie)

Jesús no es alguien que llega por casualidad sino que, según la promesa hecha por los profetas, Él es el esperado por el pueblo. Su venida es precedida por un mensajero, Juan Bautista, quien le prepara un camino, invitando a la conversión, a retomar una vida sobria y a acoger al Señor. Juan es el hombre del desierto, el lugar de encuentro, de las cosas esenciales. Él no pronuncia el nombre de Jesús, pero lo indica como «viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo». Muchos acogen el mensaje de Juan y, queriendo cambiar de vida, van con él para ser bautizados en las aguas del río Jordán.

Esta llamada también nos concierne hoy. ¿Queremos escuchar la bella y buena noticia? Intentemos enderezar los caminos tortuosos de nuestra vida cotidiana redescubriendo el amor por el otro: nuestro cónyuge, nuestros hijos. Rebajemos las montañas de nuestro orgullo y rellenemos los valles del silencio y de la indiferencia. Redescubramos la alegría de ser familias cristianas viviendo plenamente nuestra humanidad. Es necesario cambiar, tener este coraje y esta fuerza para colocarse en una novedad de vida, en modo de poder encontrarse con Aquel que viene, el Señor Jesús, a quien Dios Padre ha enviado al mundo, en medio de la humanidad.

En nuestros hogares se respira la fiesta, la alegría de reencontrarnos con nuestros familiares, y hay un aire de preparativos y de regalos. Las luces en las calles y en las casas, el árbol y el nacimiento: es un ambiente que recuerda a la fiesta. Sin embargo, ¡no nos dejemos absorber por lo que no es la Navidad, olvidándonos de detenernos con la familia frente al nacimiento para pensar cada día en Jesús que viene! También nosotros, las familias cristianas, queremos ser como Juan, aquellos que preparan el camino, con signos de solidaridad hacia los que tienen más necesidad, sin olvidar a los últimos y a los pobres, como nos recuerda a menudo el Papa Francisco. Acojamos la invitación a la sobriedad del Bautista. ¡El tiempo de Adviento es un tiempo de esperanza, es la aventura cristiana que siempre comienza de nuevo! Hermanos y hermanas, ¡es hora de comenzar de nuevo!

(Traducido del original en italiano).

EVANGELIO
Mc 1, 1-8
𝘌𝘯𝘥𝘦𝘳𝘦𝘤𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘚𝘦ñ𝘰𝘳.

✠ Del santo Evangelio según san Marcos.

Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: «Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos».
En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: «Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo».
Palabra del Señor.

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