La familia en el Proyecto Global de Pastoral
Por: Josefina Padilla y Arturo Zapata
Preocupado por la problemática que se estaba viviendo, durante su visita a nuestro país en febrero de 2016, el Santo Padre Francisco hizo un llamado a los obispos de México para impulsar un proyecto pastoral que pudiera dar respuesta a las necesidades del pueblo cristiano.
En atención a este llamado y con motivo de la celebración de los dos grandes acontecimientos que esperamos —en el 2031, los 500 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe, y en 2033, el II milenio de nuestra Redención—, los obispos publicaron el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033 (PGP) el 13 de mayo de 2018.
Estos acontecimientos no son simples fiestas, sino grandes celebraciones que debemos vivir y experimentar.
La familia es un elemento fundamental para una sociedad sana y vigorosa, y una formadora de valores en la educación de los hijos. De ahí que, la mirada a la realidad de la familia no podía quedar fuera del Proyecto Global de Pastoral. A nuestros obispos les preocupa la grave crisis por la que atraviesa, que se manifiesta con problemas como la pobreza, el individualismo y el estrés, así como las luchas jurídicas y sociales que tratan de imponer ideologías, entre otros.
La familia es un don de Dios. Es el espacio doméstico de cariño, alegría y solidaridad entre los esposos, hijos, nietos, hermanos y todas las demás relaciones familiares que fortalecen a la persona. Esta realidad es motivo de esperanza, pues es donde se forman los verdaderos ciudadanos y cristianos necesarios para lograr el desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad.
El papa Francisco reconoce la gran riqueza que nuestras familias tienen con sus jóvenes, quienes dan vitalidad, alegría, esperanza y fortaleza a nuestra patria. Por ello, es importante darles acompañamiento, tanto por parte de los pastores como de familias integradas, que impriman verdaderos valores en su corazón, así como una educación de calidad, que les permitan crecer y madurar como personas, para que no sean víctimas de la violencia, el narcotráfico, la trata de personas, la migración, etc.
La familia debe construir su «casita sagrada», un lugar donde nadie se sienta extraño, un lugar de encuentro, convivencia y cercanía con los seres queridos, un signo de unidad y un espíritu de familiaridad, a ejemplo del templo o «casita sagrada» que la Santísima Virgen María le pidió a San Juan Diego que levantara.
Dentro del Proyecto Global de Pastoral se exponen varios compromisos pastorales, entre los que destacan:
- Una formación antropológica cristiana de manera integral y sistemática.
- Atender especialmente a las necesidades materiales y espirituales de la familia para que esta cumpla su misión de educar en los valores humanos y cristianos.
- Ser una Iglesia comprometida con la paz y las causas sociales.
- Abrir más espacios para una Iglesia pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a esposos vueltos a casar, homosexuales, madres solteras, ancianos, indigentes y migrantes, entre otros.
- Promover el liderazgo femenino y una participación más amplia en la vida de la Iglesia, desde un auténtico respeto a su dignidad.
- Implementar y hacer crecer centros de escucha y atención a víctimas.
Atendamos el llamado del papa Francisco y de nuestros obispos para despertar el deseo de caminar juntos, en sinodalidad y hacer realidad en nuestra patria, Iglesia, familias, y, por supuesto, en cada uno de nosotros, el proyecto de Dios, manifestado en Cristo redentor, e inculturado en María de Guadalupe, edificando juntos esa «casita» justa y digna donde todos somos acogidos.
Todos somos responsables de hacer frente a los retos que estamos viviendo, poniendo nuestra confianza en Jesucristo Redentor y en Santa María de Guadalupe, que nos abren la puerta de la esperanza.
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